Rafael Camacho Castillo es uno de los pocos habitantes raizales que le quedan al barrio San Diego. Vive en la calle de Las Bóvedas y, desde hace algún tiempo, está molesto porque, al parecer, los comerciantes que rodean «plazuela San Diego», ahora le pusieron dizque «parque de San Diego”, sin consultar con nadie y sin preguntar qué contienen las cosas que encontraron cuando llegaron a poner sus negocios.
Camacho hace parte de la Asociación de Vecinos del Centro Histórico (Asocentro Histórico) que comprende los barrios Getsemaní, San Diego, Catedral y La Matuna.
Desde ese gremio vive monitoreando las nuevas transformaciones que viene sufriendo el barrio desde mediados de los años 70, y cree firmemente que uno de esos cambios es la falta de autoridad que permite que al Centro Histórico entren buses de más de 20 toneladas, los cuales ponen en peligro la estabilidad de las casonas coloniales y de las murallas.
Publicado en el Universal
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